Generalmente se realiza con un aparato colocado sobre la cabeza del médico con una fuente de luz (oftalmoscopio indirecto) y un lente que se acerca al ojo del niño.
En niños colaboradores en pocos segundos se puede descartar la presencia de enfermedades del polo posterior y central del ojo. En algunos niños se requiere un examen más largo y detallado en ocasiones con un «oftalmoscopio directo».
La imagen que logramos ver dentro del ojo incluye el nervio óptico para descartar atrofia, hipoplasias y otros y el área macular donde se aprecian en muchas oportunidades lesiones de toxoplamosis o cicatrices